Los doctores José Oscar Morales y Lourdes García emprendieron la tarea de estudiar la viabilidad de un laboratorio de medicina nuclear en Carolina. En ese momento, los pacientes de esta región tenían que viajar al área de San Juan para todo tipo de estudios de medicina nuclear. Además de preparar e instalar el centro, parte de su trabajo era convencer a los planes médicos para que incluyeran estudios de medicina nuclear en las portadas. El propósito de estos dos estudiosos de la medicina nuclear era llevar esta tecnología extraordinaria y compleja a Carolina. Así, el Instituto Nuclear y Cardiovascular de Carolina se convirtió en un pionero de la medicina nuclear en la isla, desde la década de 1990.
Carolina Nuclear & Cardiovascular Institute fue pionero en ofrecer estudios de medicina nuclear y cardiovasculares en Carolina.
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